Antiguedad - 26 de septiembre de 1844
Antecedentes
Esta ganadería fue fundada en 1838 por don Anastasio Martín. Pasó por sucesivas herencias hasta que en 1943 el señor Martín repartió la ganadería entre sus hijos, correspondiendo uno de los lotes a doña Dolores Martín Carmona. En 1965 ésta vendió el hierro sin ganado a don Antonio Sánchez de Urbina, quien la anunció "Sepúlveda de Yeltes". A este hierro se le añadieron vacas que poseía el ganadero, procedentes de don Juan Sánchez de Terrones, antes don Juan Contreras. En 1967 se añadió un lote de vacas y sementales de don Atanasio Fernández. Por fallecimiento de don Antonio, ocurrido en 1980, pasó la ganadería a sus herederos quienes adquirieron en 1986 un lote de vacas a don Santiago Martín Sánchez, procedentes de don Lisardo Sánchez y don Atanasio Fernández. En el año 2004 se añadieron sementales de don Daniel Ruiz Yagüe, de origen Jandilla – Domecq Díez.
ENCASTE DOMECQ DÍEZ
El fundador de esta estirpe de ganaderos, Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, compró a principios de 1930 la ganadería del Duque de Veragua a Manuel Martín Alonso, quien se había hecho con el hierro ducal dos años antes.
Juan Pedro hizo caso de las recomendaciones que le dio el también ganadero Ramón Mora Figueroa y entre 1930 y 1931 adquirió al Conde de la Corte cuatro sementales, Llorón, Carabello, Chucero y Bodeguero, así como dos puntas de vacas.
Tras el fallecimiento del fundador, en 1937, se encargó de la ganadería su hijo, Juan Pedro Domecq y Díez, quien añadió reses de Mora Figueroa, con sangre Conde de la Corte y García Pedrajas, ambas de origen Parladé.
Los toros de este encaste suelen ser bajos de agujas, finos de piel y de proporciones armoniosas. Las encornaduras tienen un desarrollo medio, pudiendo crecer en forma de gancho o gatillo (engatillados). El cuello es largo y descolgado, el morrillo bien desarrollado y no tanto la papada. Los pelos predominantes son negros, colorados, castaños y tostados. Pueden aparecer los jaboneros y ensabanados por la influencia de la casta vazqueña.
En cuanto al comportamiento, este encaste conserva la cualidad de ir a más. Se arranca pronto y lo hace galopando, con alegría y fijeza en los trastos de torear. Dado que el legado de Juan Pedro Domecq y Díez terminó en 1975, algunos de los muy numerosos criadores que le compraron ganado han conseguido desarrollar un tipo de toro con características físicas y de comportamiento diferentes, según la personalidad y loa criterios de cada uno de ellos.
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