Fincas - Zahariche, Lora del Río (Sevilla)
Antiguedad - 30 de abril de 1849
Antecedentes
Esta ganadería legendaria se formó en 1842 por iniciativa de don Juan Miura, con reses de Antonio Gil, y posteriormente otro lote de vacas de don José Luis Alvareda, todas ellas procedentes de don Francisco Gallardo. En 1850 y 1852 se agregaron reses de la de doña Jerónima Núñez de Prado, viuda de Cabrera, agregándole en 1854 sementales de don José Arias de Saavedra (Vistahermosa). Al fallecimiento de don Juan, en 1855, se anunció a nombre de su viuda, y de ésta pasó a su hijo mayor, don Antonio Miura, y a la muerte de éste, en 1893, se hizo cargo su hermano don Eduardo, heredándola en 1917 sus hijos don Antonio y don José, anunciándolo: "Hijos de don Eduardo Miura". A finales de 1940, don Antonio y don José se la cedieron al hijo de don Antonio y sobrino de don José, don Eduardo Miura Fernández.
A la muerte de don Eduardo Miura Fernández, en 1996, la heredaron sus hijos don Eduardo y don Antonio Miura, los cuales lidiaron a nombre de "Hijos de don Eduardo Miura" hasta que en 2002 la ganadería pasó a anunciarse como "Miura".
ENCASTE MIURA
Los miuras son la denominación popular de un encaste/ganadería única, histórica e incomparable, forjada por varias generaciones de una familia ganadera desde 1842 hasta nuestros días. En su origen, Juan Miura la formó con la cruza de 220 vacas de Gil de Herrera y 200 vacas y novillos de Jose Luis Alvareda, todo ello procedente de la ganadería de Gallardo, de El Puerto de Santa María
Se añadió en 1850 la vacada de Jerónima Nuñez de Prado (Cabrera) y, en 1860, dos sementales de Vistahermosa. A esta cruza hay que añadir la aportación de la sangre navarra, a través de un semental de Manuel del Val regalado por el diestro Lagartijo, y otro (castaño ojinegro) que regaló el propio duque de Veragua. Además, ha habido aportación genética a través del semental Banderillero, de la marquesa de Tamarón (Parladé), y de otro del Conde de la Corte.
La leyenda de este toro, el más indómito del campo bravo, ha sido forjada a través del tipo diferenciado y único de un toro de reminiscencias ancestrales. Las cruzas originales han dado como resultado un toro singular: alto de agujas, "agalgado" o levantado del suelo, largo, de gran caja, huesudo, de manos y patas altas, fino de piel y algo lavado de cara. Su pelaje aporta otra gran singularidad dentro de variedad: cárdenos, colorados, castaños, sardos, salineros, girones, salpicados, berrendos, luceros, negros zainos y mulatos. No es un toro astifino, sino de mazorca ancha y gruesa y generosa.
En la lidia es un toro cambiante, nervioso, que aprende mucho y rápidamente, de lidia despierta. También saltan toros de nobleza y fijeza, sin duda alguna por la aportación de la sangre parladeña. Toro espectacular desde su salida a la plaza y en el primer tercio. Sin duda, uno de los toros más ágiles que existen y más difíciles para torear.
Miura es un apellido unido a la Fiesta de Toros desde tiempos pretéritos. Una leyenda salpicada de sucesos luctuosos, como los dramas de Pepete, Llusío, Espartero, Domingo Dominguín, Faustino Posadas, Pedro Carreño y, sustancialmente, la muerte de Manolete en Linares en 1947.
Antiguedad - 30 de abril de 1849
Antecedentes
Esta ganadería legendaria se formó en 1842 por iniciativa de don Juan Miura, con reses de Antonio Gil, y posteriormente otro lote de vacas de don José Luis Alvareda, todas ellas procedentes de don Francisco Gallardo. En 1850 y 1852 se agregaron reses de la de doña Jerónima Núñez de Prado, viuda de Cabrera, agregándole en 1854 sementales de don José Arias de Saavedra (Vistahermosa). Al fallecimiento de don Juan, en 1855, se anunció a nombre de su viuda, y de ésta pasó a su hijo mayor, don Antonio Miura, y a la muerte de éste, en 1893, se hizo cargo su hermano don Eduardo, heredándola en 1917 sus hijos don Antonio y don José, anunciándolo: "Hijos de don Eduardo Miura". A finales de 1940, don Antonio y don José se la cedieron al hijo de don Antonio y sobrino de don José, don Eduardo Miura Fernández.
A la muerte de don Eduardo Miura Fernández, en 1996, la heredaron sus hijos don Eduardo y don Antonio Miura, los cuales lidiaron a nombre de "Hijos de don Eduardo Miura" hasta que en 2002 la ganadería pasó a anunciarse como "Miura".
ENCASTE MIURA
Los miuras son la denominación popular de un encaste/ganadería única, histórica e incomparable, forjada por varias generaciones de una familia ganadera desde 1842 hasta nuestros días. En su origen, Juan Miura la formó con la cruza de 220 vacas de Gil de Herrera y 200 vacas y novillos de Jose Luis Alvareda, todo ello procedente de la ganadería de Gallardo, de El Puerto de Santa María
Se añadió en 1850 la vacada de Jerónima Nuñez de Prado (Cabrera) y, en 1860, dos sementales de Vistahermosa. A esta cruza hay que añadir la aportación de la sangre navarra, a través de un semental de Manuel del Val regalado por el diestro Lagartijo, y otro (castaño ojinegro) que regaló el propio duque de Veragua. Además, ha habido aportación genética a través del semental Banderillero, de la marquesa de Tamarón (Parladé), y de otro del Conde de la Corte.
La leyenda de este toro, el más indómito del campo bravo, ha sido forjada a través del tipo diferenciado y único de un toro de reminiscencias ancestrales. Las cruzas originales han dado como resultado un toro singular: alto de agujas, "agalgado" o levantado del suelo, largo, de gran caja, huesudo, de manos y patas altas, fino de piel y algo lavado de cara. Su pelaje aporta otra gran singularidad dentro de variedad: cárdenos, colorados, castaños, sardos, salineros, girones, salpicados, berrendos, luceros, negros zainos y mulatos. No es un toro astifino, sino de mazorca ancha y gruesa y generosa.
En la lidia es un toro cambiante, nervioso, que aprende mucho y rápidamente, de lidia despierta. También saltan toros de nobleza y fijeza, sin duda alguna por la aportación de la sangre parladeña. Toro espectacular desde su salida a la plaza y en el primer tercio. Sin duda, uno de los toros más ágiles que existen y más difíciles para torear.
Miura es un apellido unido a la Fiesta de Toros desde tiempos pretéritos. Una leyenda salpicada de sucesos luctuosos, como los dramas de Pepete, Llusío, Espartero, Domingo Dominguín, Faustino Posadas, Pedro Carreño y, sustancialmente, la muerte de Manolete en Linares en 1947.
Painting of a Miura bull which hangs on the wall at the Maestranza in Sevilla |
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