July 28, 2019

Jose Vazquez




Fincas - Navalahuesa - El Tomillar, Balcón de Madrid y Cerca La Casa, Colmenar Viejo (Madrid). Cerrocinco, Peraleda de la Mata (Caceres)

Antiguedad - 5 de mayo de 1788

Antecedentes

Don Manuel Aleas fundó esta ganadería en el último cuarto del siglo XVIII con reses jijonas. En 1914, tras pasar por varias generaciones, llegó a manos de los hermanos García Gómez, que se separaron, cruzando don Manuel su parte con un toro de Santa Coloma y posteriormente con dos sementales de don Graciliano Pérez-Tabernero. También, en 1941 y 1951, con dos sementales de don José Escobar. Desde 1950 figuró a nombre de Manuel García-Aleas Carrasco, quien en 1954 la aumentó con un lote de hembras adquiridas a Herederos de Graciliano Pérez-Tabernero, y en 1977 un semental de Hernández Plá, origen Joaquín Buendía, Santa Coloma. En 1983 fue vendida a su actual propietario, que la aumentó con un lote de hembras y un semental adquiridos a Hernández Plá. En 1987 adquirió un lote de hembras a don Manuel Martínez Flamarique, origen Buendía. En 1993 se adquiere un lote de 30 vacas de "Zalduendo" al que se le echan dos sementales de la misma ganadería. En 2003 se eliminó todo lo procedente de Santa Coloma.

ENCASTE DOMECQ DÍEZ

El fundador de esta estirpe de ganaderos, Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, compró a principios de 1930 la ganadería del Duque de Veragua a Manuel Martín Alonso, quien se había hecho con el hierro ducal dos años antes.

Juan Pedro hizo caso de las recomendaciones que le dio el también ganadero Ramón Mora Figueroa y entre 1930 y 1931 adquirió al Conde de la Corte cuatro sementales, Llorón, Carabello, Chucero y Bodeguero, así como dos puntas de vacas.

Tras el fallecimiento del fundador, en 1937, se encargó de la ganadería su hijo, Juan Pedro Domecq y Díez, quien añadió reses de Mora Figueroa, con sangre Conde de la Corte y García Pedrajas, ambas de origen Parladé. Todos los especialistas consideran que el señor Domecq Díez consiguió crear un encaste propio, depurando y mejorando el concepto de bravura. De esta ganadería proceden hoy numerosísimas ganaderías de lidia, que han visto en el encaste Domecq una perfecta simbiosis de las características más demandadas por la mayoría de toreros y públicos.

Los toros de este encaste suelen ser bajos de agujas, finos de piel y de proporciones armoniosas. Las encornaduras tienen un desarrollo medio, pudiendo crecer en forma de gancho o gatillo (engatillados). El cuello es largo y descolgado, el morrillo bien desarrollado y no tanto la papada. Los pelos predominantes son negros, colorados, castaños y tostados. Pueden aparecer los jaboneros y ensabanados por la influencia de la casta vazqueña.

En cuanto al comportamiento, este encaste conserva la cualidad de ir a más. Se arranca pronto y lo hace galopando, con alegría y fijeza en los trastos de torear. Dado que el legado de Juan Pedro Domecq y Díez terminó en 1975, algunos de los muy numerosos criadores que le compraron ganado han conseguido desarrollar un tipo de toro con características físicas y de comportamiento diferentes, según la personalidad y loa criterios de cada uno de ellos.

Juan Pedro Domecq




Fincas - Lo Álvaro, Castillo de las Guardas (Sevilla)

Antiguedad - 2 de agosto de 1790

Antecedentes

Ganadería adquirida en 1835 por los Duques de Osuna y Veragua, quedando en 1849 como único propietario el Duque de Veragua, don Pedro Alcántara Colón, y a la muerte de éste en 1866 su hijo don Cristóbal Colón de la Cerda. En 1910 pasó a su hijo don Cristóbal Colón y Aguilera, de igual título, y éste la vende en 1927 a don Manuel Martín Alonso.

En 1930 la adquiere don Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio que la incrementa con dos lotes de eralas y cuatro sementales del Conde de la Corte. Desde 1937 se anuncia "Hijos de don Juan Pedro Domecq", estando bajo la dirección de don Juan Pedro Domecq y Díez, aumentándola con reses de la ganadería de don Ramón Mora Figueroa procedente de don Francisco Correa y García Pedrajas, a las que había añadido sementales del Conde de la Corte y Gamero Cívico. A su vez, don Juan Pedro vende todo lo puro de Veragua y la mayor parte del cruce Veragua-Conde de la Corte, de la que sólo quedan algunas vacas excepcionales. En 1939 se adquieren más hembras del Conde de la Corte. En 1975, a la muerte de don Juan Pedro Domecq y Díez, heredan su esposa e hijos, pasando en 1978 el hierro original y una parte de las reses a su hijo don Juan Pedro Domecq Solís. A la muerte de éste, en 2011, pasó la ganadería a su hijo Juan Pedro Domecq Morenés.

ENCASTE JUAN PEDRO DOMECQ SOLÍS

El fundador de esta estirpe de ganaderos, Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, compró a principios de 1930 la ganadería del Duque de Veragua a Manuel Martín Alonso quien se había hecho con el hierro ducal dos años antes.

Juan Pedro hizo caso de las recomendaciones que le dio el también ganadero Ramón Mora Figueroa y entre 1930 y 1931adquirió al Conde de la Corte cuatro sementales: Llorón, Carabello, Chucero y Bodeguero y dos puntas de vacas.

Tras el fallecimiento del fundador en 1937 se encargó de la ganadería su hijo, Juan Pedro Domecq y Díez. Tanto sus compañeros ganaderos como analistas y toreros han declarado que creó un encaste propio, depurando y mejorando el concepto de bravura.

Los toros de este encaste suelen ser bajos de agujas, finos de piel y de proporciones armoniosas. Las encornaduras tienen un desarrollo medio, pudiendo crecer en forma de gancho o gatillo (engatillados). El cuello es largo y descolgado, el morrillo bien desarrollado y no tanto la papada. Los pelos predominantes son negros, colorados, castaños, tostados; los jaboneros y ensabanados aparecen por la reminiscencia de la casta Vazqueña.

En cuanto al comportamiento, este encaste conserva la cualidad ir a más. Se arranca pronto y lo hace galopando con alegría y fijeza en los trastos de torear. Dado que el legado de Juan Pedro Domecq y Díez terminó en 1975, algunos de los ganaderos que le compraron ganado han conseguido desarrollar un tipo de toro con características físicas y de comportamiento diferentes según la personalidad de cada criador.

En 1978 el hierro, divisa y una porción del ganado pasó a su hijo, Juan Pedro Domecq Solís, quien añadió reses de la ganadería de su tío, Salvador Domecq. Desde 2011 se hizo cargo de la ganadería Juan Pedro Domecq Morenés, tras el fallecimiento en accidente de su padre, Juan Pedro Domecq Solís.

July 23, 2019

Zalduendo: de la Casta Navarra al encaste Domecq

 

(by Jaime Bravo purezayemocion.com 11-2-16)
 
Hablar de Zalduendo es hacerlo de la tercera ganadería más antigua de España. Para encontrar sus orígenes debemos remontarnos al año 1722 y a la localidad navarra de Caparroso, donde nació sobre la base de ganado salvaje. Hoy, propiedad de Bailléres, es una de las preferidas por las llamadas figuras.
 
Para encontrar los orígenes de la ganadería de Zalduendo debemos irnos al año 1722 y a la localidad navarra de Caparroso, donde nació sobre la base de ganado salvaje. Poco a poco se va moldeando hasta convertirla a mediados del siglo XIX en una de las favoritas de los toreros. Con origen en reses del Marqués de Santacara, con el paso de los siglos acabó de nuevo en manos de un descendiente lejano, Fernando Domecq Solís, que hace un par de años la vendió, hierro incluido, al multimillonario mejicano Alberto Bailléres.

Hablar de la ganadería de Zalduendo es hacerlo de la tercera ganadería más antigua de España. Oficialmente tomó antigüedad el 14 de julio de 1817, estando por detrás de las de José Vázquez Fernández, antigua Aleas -con antigüedad del 5 de mayo de 1788- y la de Juan Pedro Domecq, antes Veragua -del 2 de agosto de 1790-. Sin embargo, desde 1772 se sabe que tiene ganado bravo la familia Zalduendo, de Caparroso, con una punta de reses que provenía del Marqués de Santacara, a través de la ganadería de Lecumberri. Esta compra no fue del todo casual. Al parecer la corellana Isabel de Virto, más tarde esposa de Lecumberri, tenía una gran amistad con Mª Teresa Pascual, que posteriormente se casaría con Joaquín Zalduendo.

Por su parte, la Casta Navarra tiene sus orígenes en el siglo XVII, cuando Joaquín Antonio de Beamont Escurra y Mesía, Marqués de Santacara separó y seleccionó el ganado navarro, creando una ganadería que vendió en 1701 a Juan Escudero Valero. En 1715 la adquiere Martín Virto para su hija Isabel de Virto, a quien le sucede su hijo Antonio Lecumberri Virto en el año 1.756. Antonio mejoró y seleccionó la ganadería, y se le considera el verdadero creador de la Casta Navarra. Más tarde vendió la ganadería en cuatro lotes: 1) Joaquín Zalduendo, 2) Felipe Pérez Laborda, 3) Antonio Lizaso, y 4) Javier Guendulain.
 
Los Zalduendos originarios



La ganadería de Zalduendo se caracterizaba en sus orígenes por sus toros de Casta Navarra, y para definirlos bien, se puede recoger lo que Saturnino Napal Lecumberri dice en su libro “Navarra tierra de toros. Casta navarra”, sacado de otro de Luis Fernández Salcedo titulado “Trece ganaderos románticos”:

“Los toros navarros eran chicos por su tamaño y grandes por su bravura, con un temperamento nervioso en extremo capaz de hacer andar de cabeza a toda la torería, que saltaban limpiamente la barrera, no huyendo, sino persiguiendo a la gente. Su capa era castaña y colorada, abundando los ojos de perdiz y los chorreados, cariavacados y melenos, con cuernos cortos, blancos, veletos y algo alirados. De tipo desigual, es decir, cargados del cuarto delantero y almendrados de atrás. A veces francamente lamidos. Finos, ágiles, duros de patas, siendo éstas cortitas y rizosas de pelo”.

Y si se acude al testimonio que nos legó Guerrita, “en la lidia presentan alguna desigualdad en ocasiones, aunque en lo general son estos toros bravos, nobles y muy ligeros, el pelo más general en ellos es el retinto colorado y royo, y alguno negro”.

Ya en 1808 algunos de sus toros eran famosos en el mundo taurino. Es el caso de “Chocolatero”, lidiado en Pamplona el día de San Fermín de 1808, recibió 22 varas, mató diez caballos y a petición del público fue indultado. Se devolvió a los corrales sirviendo después como magnífico semental. También “Ligero”, retinto oscuro y bien armado, fue indultado en Pamplona en 1858. Mató ocho caballos.

En el ruedo antiguo de Bilbao, “Sillero” adquirió gran notoriedad. Se lidió en el 18 de septiembre de 1902, en los corrales mató un toro y en la plaza acudió bravamente a 28 puyazos. Pero en su historia se anotan también dos hechos luctuosos. El primero, protagonizado por “Portogüelo” en Toro (Zamora) el 12 de octubre de 1859, que hirió al espada Pedro Párraga que murió tres días después. El segundo, “Cantinero”, lidiado en la localidad navarra de Fitero el 12 de septiembre de 1899, que hirió mortalmente José Rodríguez David, “Pepete”.

Como es de toda lógica, la ganadería de los Zalduendo tuvo su protagonismo en las fiestas de Pamplona. En los Sanfermines de 1846 se celebraron funciones de toros los días 6, 7, 8 y 9 de julio. El ganado fue de las acreditadas vacadas de Guenduláin, de Tudela, con divisa encarnada; de Zalduendo, de Caparroso, con azul y encarnada, y de la señora Viuda de Pérez de Laborda, de Tudela, con blanca.

Un año después, siendo empresario de la plaza el ganadero vecino de Corella, Miguel Poyales, se contrataron para las corridas de San Fermín; “Tres toros de la vacada de Guenduláin, otros tres de la de Zalduendo, tres del señor Pérez de Laborda, que se hallan en las cercanías de Valtierra; otra corrida de la vacada del señor Bermejo y Elorz, que están en las hierbas de Imaz, y la tercera perteneciente al contratista Miguel Poyales, de Corella, que se halla en el Soto de Alfaro”.

Estos toros se lidiaron los días 6, tres por la tarde; día 7, seis también por la tarde; días 8 y 9, tres por las mañanas en prueba y seis en corridas por las tardes. El torero y jefe de cuadrilla contratado para las corridas fue Francisco Arjona “Cúchares”, quien trajo como segundo espada a su hermano Manuel.

En el cartel de la feria de 1848 se lee: “Los toros serán de las acreditadas vacadas de Guenduláin de Tudela, con divisa encarnada. Zalduendo de Caparroso, con azul y encarnada. Señora Viuda de Pérez de Laborda de Tudela, con blanca, y Poyales de Corella, con verde. El desempeño de la plaza estará a cargo del primer espada Francisco Ajona Guillén, alias “Cúchares” y su segundo Manuel Ajona Guillén. La cuadrilla se compondrá de cuatro picadores y seis banderilleros, incluidos los provincianos”.

Vuelve en años sucesivos, destacando su presencia en los sanfermines de 1859. Según recoge el cartel anunciador de las corridas de San Fermín: “El desempeño de la plaza estará a cargo de los acreditados primeros espadas de la Corte, Francisco Arjona, alias “Cúchares”, y Julián Casas, alias “El Salamanquino”. Picadores: Francisco Calderón, Manuel Lerma “El Coriano”, José Sevilla, Lorenzo García y Ramón Hernández. Banderilleros: Manuel Ortega “Lillo”, Antonio Velo, Manuel Bustamante, Marcelo Ureña, Victoriano Alarcón y Benito Garrido. Los toros serán de las muy acreditadas ganaderías de D. Severo Murillo, de la señora Viuda de Zalduendo, de la señora Viuda de Pérez de Laborda, de D. Miguel Poyales y del Excmo. Sr. D. Nazario Carriquirri”.

El largo recorrido navarro

Sin embargo, con anterioridad a 1772 los Zalduendo ya habían comenzado la crianza de toros más o menos salvajes, recogidos por los alrededores de Caparroso. Como quería orientar el comportamiento de su propio ganado en la dirección de lo que tenía Lecumberri, mediante la amistad de sus esposas, se hicieron intercambios para los cruces de ganado de lidia y, finalmente, al vender Lecumberri, compra una parte Zalduendo.

Según la Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco, los primeros toros de este nombre que se lidiaron en Pamplona, lo fueron en el año 1804, aunque en 1800 ya se habían lidiado seis novillos del mismo hierro. Según Guerrita en su “Tauromaquia”, esta ganadería debió tener su origen entre los años 1750 al 1760, fundándose para ello en que “por dichos años vivía su primitivo dueño don Joaquín, y en que, lidiándose en una misma corrida toros de cualquiera de las demás castas navarras, entre ellas las de Guendulain, siempre eran los de Zalduendo los que rompían plaza, por considerárselos como más antiguos”.

Sin embargo, este último dato es controvertido. En realidad, la ganadería de Zalduendo procedía en parte de la de Guendulain, que es mucho más antigua. Baleztena, en su “Los toros de Navarra”. A este respecto, refiere que, en la corrida regia celebrada en Pamplona en el año 1828 se lidiaron toros de Zalduendo, Guendulain y Lizaso. Primero un toro de Zalduendo con divisa roja (el toro que rompía plaza llevaba siempre esta señal). Protestó Guendulain, alegando que a su ganadería le correspondía este honor, por ser la más antigua. A partir de entonces se tuvo muy presente la razón de su protesta.

A la muerte de Joaquín, su viuda Mª Teresa Pascual cede la ganadería a su hijo Fausto Joaquín Zalduendo Pascual, que es quien, gracias a una selección y crianza personal, le dará un prestigio extraordinario a lo largo del siglo XIX, siendo una de las ganaderías favoritas por varios diestros más famosos, de los que el más conocido fue el chiclanero Jerónimo José Cándido. Es, además, la familia que durante más años ha ostentado la titularidad, en línea sucesoria, de una ganadería navarra. Se lidian sus toros por primera vez en Madrid el 14 de julio de 1817, con divisas amarilla y verde, fecha en la toma antigüedad.

Al morir el titular, heredó el ganado su esposa María Eugenia Lapedriza y a nombre de ésta se corrió incluso la corrida de Madrid de 7 de octubre de 1849. Y a su fallecimiento la heredaron sus dos hijos Fausto Segundo y José Ramón Zalduendo, marido el primero de Dª María Montoya. Tras enviudar, Fausto Segundo casó con su hermana política Dª Cecilia Montoya el año 1867. Por entonces, vendieron los dos hermanos, a la plaza de Barcelona 79 toros que tenían, y se quedó Don Fausto Segundo como único ganadero.

En 1850, según narra el historiador García de Bedoya en su “Historia del Toreo”: “Estas reses son las más chicas de Navarra, pero bravas como todas las de aquel país: también esta ganadería debe su decadencia a la guerra del Norte, y hoy se organiza nuevamente. Respecto a las demás cualidades de estos toros, sólo podremos decir que suelen salir algunos duros y éstos se lucen siempre pero pocas veces acontece y sin embargo se ven lidiar con gusto porque cumplen bien”.

Tras muerte de Fusto Segundo Zalduendo, quedó la ganadería en usufructo de doña Cecilia, y al dejar ésta de existir pasó aquella, en propiedad, a su hijo Jacinto Zalduendo. Casado con María del Carmen Miranda, de Calahorra, y muerto en 1917, heredó la viuda la propiedad de la vacada, hasta el final de la Guerra Civil, en 1939, que se la vende a su mayoral Martín Amigot Sesma, de Tudela (Navarra), conservando el hierro, la antigüedad y divisas originales, pero dejando de ser la familia Zalduendo los dueños de la afamada ganadería.

De Martín Amigot pasa a su hijo Javier en el año 1946, hasta que en 1965 la adquirió la sociedad Villaralto S.A., que a su vez en 1971 la vendió a don Juan Villar González, de Jerez de la Frontera, que la anunció como Villar Vega. Pero con este cambio la ganadería ya deja de tener sangre navarra.

Con todo, en 1983 volvió la ganadería a tierras navarras, al adquirirla la sociedad formada por Florencio Marín Rivas, de Caparroso, Marcelo Santafé Martón, de Villafranca y Javier Sarasa, de Tudela, que la anunciaron como ganadería de Zalduendo. Sin transcurrir un año, se quedó como único propietario Florencio Marín, tras abandonar la sociedad sus dos socios.

Cuando la ganadería de Zalduendo, ya con encaste Domecq, comprada por Florencio Marín Rivas, se trajo a Caparroso, en los años 80, el mayoral y los vaqueros andaluces, les previnieron a los navarros de lo difícil y peligroso que era manejar este ganado. A los tres meses ya pastaban junto a la Bardena en total libertad, con la simple ayuda de un pastor a pie, con un perro y un palo y en un movimiento continuo en busca de comida.

Finalmente, fue adquirida en 1987 por su actual propietario, Fernando Domecq Solís, descendiente por línea materna de los Beaumont de Navarra, que se hace con la titularidad del hierro y la antigüedad de Zalduendo, pero elimina todas las reses adquiridas y la forma con la parte que le correspondió de la ganadería familiar de Jandilla, llevándola a la “Moheda de Zalduendo", en la provincia de Cáceres, y tras la venta hace solo dos años de la ganadería al magnate Alberto Bailléres, pastan plácidamente en "Los Guateles", unos pocos kilómetros más cerca de Aliseda.

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https://www.purezayemocion.com/noticia/4343/historia/toros-de-zalduendo-de-la-casta-navarra-al-encaste-domecq.html

July 9, 2019

Meanwhile, in Pamplona




Bulls from the Jose Escolar ranch today.

Props to the guy in the University of Utah t-shirt in the upper left hand corner of the last photo