El matador de toros, empresario y político tlaxcalteca Rafael Ortega Blancas murió esta tarde a los 53 años de edad en la Clínica Saint Geoge (Estados Unidos), tras permanecer ingresado cinco días a consecuencia de un repentino infarto cerebral que sufrió cuando se encontraba nadando en la piscina del hotel donde se hospedaba junto a su familia el pasado jueves.
Según informa Gentlx, fuentes consultadas cercanas a la familia Ortega Blancas, confirmaron que el también ex diputado local de Morena, se mantenía en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), intubado, en espera a que reaccionara por sí mismo, debatiéndose entre la vida y la muerte, hasta que finalmente esta tarde se produjo el triste desenlace.
Rafael Ortega se encontraba en estado crítico e intubado en la Unidad de Cuidados Intensivos de la citada clínica a la espera de que su cerebro respondiera después de que sufriera un desmayo el pasado jueves nadaba en la piscina tras salir a correr como acostumbraba en una estancia de hotel junto a su familia y sus hijos, que iban a participar en una prueba de triatlón este domingo.
El mundo del toro se encuentra conmocionado por esta inesperada pérdida del que fue uno de los matadores punteros de México de los años noventa. Natural de Apizaco (Tlaxcala), Ortega debutó como novillero en Huamantla en agosto de 1986. Se presentó en la Plaza de toros México el 4 de octubre de 1987, con el novillo «Marchantito» de la ganadería de Piedras Negras alternando con José Luis Herros y Edgar Bejarano.
Tres años después, Ortega tomó la alternativa el 23 de diciembre de 1990 en la plaza de toros de Puebla (México) con Manolo Arruza como padrino y David Silveti como testigo de ceremonia, con el toro ‘Brillantito’, de Reyes Huerta. Confirmó el doctorado en La Plaza México el 23 de septiembre de 1993 con El Geno como padrino y José Luis Herros como testigo. El toro se llamó Azuceno, de Mariano Ramírez.
Torero banderillero, con un concepto alegre y versátil que participaba en todos los tercios, llegó a confirmar la alternativa en Las Ventas el 24 de junio de 2001 de manos de Leonardo Benítez y con Ruiz Manuel como testigo, con el toro ‘Escandaloso’, de Los Derramaderos.
Tras ser uno de los toreros punteros de México, y tras retirarse de los ruedos en 2019 toreando su último festejo en Tlahuelilpán el 8 de octubre, Rafael Ortega dejó los ruedos para adentrarse de lleno en la vida política. Además, también quiso ser empresario formando sociedad junto a su mujer y sus hijos para dar toros en la dura pandemia logrando reabrir en aquella época la Jorge «El Ranchero» Aguilar de Tlaxcala.
Rafael Ortega fue un hombre muy querido en el mundo del toro, que hoy llora su desgraciada e irrepentina pérdida. Mundotoro se une también a este dolor y quiere enviar su más sentido pésame a sus familiares y amigos por esta triste pérdida. D.E.P.
https://www.mundotoro.com/noticia/muere-en-estados-unidos-el-diestro-rafael-ortega/1690852
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Por Guillermo Leal
En la plenitud de la vida, el torero tlaxcalteca Rafael Ortega viajó a la eternidad. Por esos azares caprichosos del destino, un hombre que durante más de treinta años se jugó la vida entre los pitones, fue a dejarla en una alberca de Utah en Estados Unidos, en el agua, un ecosistema que él manejaba con soltura y facilidad.
El 15 de febrero en la Ciudad de México, Rafael Ortega, de 53 años, uno de los toreros figuras de un estado emblemático como es Tlaxcala, afirmaba: ‘Estoy orgulloso de Rafael (su hijo) y de ver cómo se prepara para su competencia. Me gustaría hacer una a su lado’, reconoció quien fuera un torero que figuró por su variedad, técnica y eficacia al entrar a matar.
Ese día iba Rafael a contratar a Pablo Hermoso de Mendoza, quien anunció su gira del adiós, pues desde hace tiempo cuando se retiró de los ruedos, para no quedarse fuera, decidió apoyar a la fiesta como empresario, lo que venía haciendo con éxito al grado que, durante la pandemia, fue el único que se atrevió a dar toros en Tlaxcala.
Aunque no hay versiones oficiales, se dice que Rafael, quien acompañaba a sus hijos y a su esposa en la preparación para una prueba deportiva, se metió a nadar y sufrió un infarto del que no lo pudieron rescatar con rapidez por lo que el agua penetró a sus pulmones. Lo peor, que también llegó al cerebro, que después de varios días, murió.
Con Rafael Ortega se va un torero que fue capaz de triunfar 10 tardes consecutivas en la Plaza México, un hombre honesto y entregado a la profesión. No gustaba de beber alcohol, de fumar cigarrillos, era educado en su trato, lo que siempre lo significó.
Nacido en Tlaxcala, tierra de toreros, en 1970, inició su andadura taurina a mediados de los años 80, hasta llegar al 2018 cuando por última vez vistió de luces, no sin antes abrir un paréntesis que ocupó para dedicarse a la política. Rafael Ortega será sin duda un referente taurino de Tlaxcala y la historia del toreo mexicano. Su cuerpo será trasladado a México, donde su viuda Estela y sus hijos Rafael y Paola determinarán qué hacer.
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