¿Será el coronavirus la estocada final para el sector taurino? Tomás Prieto de la Cal, ganadero e hijo de la marquesa de Seoane, Mercedes Picón, asegura que no: "Conmigo y con mi familia es difícil que acabe un virus. Si no han acabado los mismos taurinos dejándonos a un lado e intentando hacer un mismo toro que no moleste al sector ni al torero, esto tampoco. Lo que pasa es que para poder sobrevivir necesitamos lidiar la mitad de los animales. No puedes dejar la temporada a cero porque es muy difícil la subsistencia".
La marquesa de Seoane sobrepasa los 90 años y en ninguna etapa de su vida había vivido una situación como esta. "Para alguien que su vida son los toros, es difícil asumir que ahora no los haya", afirma su hijo. Aún así y a pesar de las dificultades, aumentadas ahora por la crisis sanitaria, Mercedes Picón y Tomás prefieren ser optimistas. Con muchos festejos suspendidos y otros pendiendo de un hilo, muchas ganaderías ya han anunciado que tendrán que sacrificar a sus animales. Los Prieto de la Cal resisten. "No soy capaz de mandar a mis toros al matadero. Me sobrepasa. Soy incapaz de criar un animal durante diez años para que muera en un matadero. Prefiero esperar y ser optimista".
Las medidas de desescalada han trasladado al sector taurino un recorte del aforo que incluye una separación de nueve metros cuadrados entre los aficionados. "¿En la playa a dos metros y en los toros a nueve? Si esto no se corrige se debe unir todo el sector y hacer presión conjunta (ganaderos, toreros, ayuntamientos y uniones de aficionados). No se pide nada extraordinario, lo que los demás".
Tomás Prieto considera que uno de los errores que arrastra el sector del toro es no contar con los aficionados. "El aficionado, el que nos sostiene a todos, no manda nada. Al final el que compra una entrada quiere ir motivado, no a ver siempre lo mismo. Este problema ya venía de antes del virus".
Aún así, el ganadero no baja los brazos y manda un mensaje tranquilizador a los aficionados. "Nosotros, como dice la canción, resistiremos al máximo. No pensamos rajarnos ni muchísimo menos. Que el aficionado tenga presente que mientras haya un hilillo de dinero y de fuerza seguiremos. Y mis hijos son muy jóvenes, ellos tienen fuerza. El futuro está asegurado".
Tomás tiene cuatro hijos adolescentes, dos chicos y dos chicas, alguno ya rozando la veintena. "Se han criado aquí con el ganado y les gusta. Ellos también creen que esta situación es pasajera. Siguen la dinastía de la misma manera que mi madre antes y yo ahora, pensando en que el protagonista es el toro".
El ganadero apela una y otra vez a la importancia de un sector unido para afrontar este tipo de crisis y está convencido de la supervivencia de sus toros: "No se extinguirán, antes los soltaremos por la Castellana o haremos alguna revolución. Nosotros si tenemos que parar un país lo tenemos fácil (risas) porque como saquemos los toros, verás...Somos gente pacífica, pero que no nos acorralen mucho. Esperemos que sea más fácil que todo eso. Y que nuestro sector también se mueva, tienen que apechugar, no solo reclamar a las administraciones. Hay que echarle invención, ganas, protesta...".
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