Morante en Sevilla, May 6th, 2019
EL. ORIGEN DE LA VERÓNICA.
Desde que la tauromaquia se trasformó en un arte con reglas y aparecieron escritos que la describían, encontramos a La Verónica, uno de los lances fundamentales de gran valor no solo estético, sino también de gran valor en sí mismo al ser ejecutado.
Cuando Jesucristo iba camino del Gólgota a ser crucificado, en una de las detenciones se acercó una mujer que llevando en sus manos un blanco lienzo lo aplicó a su rostro para limpiar el sudor, lágrimas y gotas de sangre que escurrían de la heridas que provenían de la aplicación de la corona de espinas, bofetadas y demás golpes recibidos la noche anterior.
Y para sorpresa de todos, apreciaron que en el lienzo quedó impreso para la posteridad el trazo de rostro de Jesús en imagen a la que los años han dado el nombre de «Divino Rostro»
Esa imagen se venera en la tradición de los católicos y el nombre sirvió para bautizar, por así decirlo, el fundamental lance del capote.
Así la Verónica se convierte en algo muy representativo del toreo, su descripción más antigua, es la que aparece en la Tauromaquia de José Delgado “Hillo”, publicada en 1796, bajo el título de ”La tauromaquia o arte de torear, obra utilísima para los toreros de profesión, para los aficionados y toda clase de sujetos que gustan de toros”, dice: Suerte de frente, o a la Verónica. Esta es la que hace de cara al toro, situándose el diestro en la rectitud de su terreno. Es la más lúcida y segura que se ejecuta, y sus reglas son en proporción de los toros.
El “franco”, “boyante”,”sencillo” o “claro”, que todo es uno, se debe dejar venir por su terreno, y, cuando llegue a jurisdicción, cargarle la suerte y sacarla; y, hasta este acto, parará el diestro los pies, para lograr echarle cuantas suertes quiera, procurando siempre que quede la res derecha y no atravesada, esta descripción se continúa de manera muy detalla y completa, analizando en detalle los diversos modos de ejecutar la suerte de acuerdo a cada tipo de toro: los que “se ciñen”, los que “ganan terreno”, los “de sentido”, los “revoltosos”, los toros “abantos” ó “temerosos” y por último los “toros bravucones”.
Resulta importante señalar que esta descripción va precedida de una sentencia que reza: “Toda suerte en el toreo tiene sus reglas fijas que jamás faltan”.
A lo largo de casi todo el siglo XIX se siguió ejecutando de frente. Solo en los últimos años del siglo XIX comenzó a ejecutarse de costado y así la describe ya Guerrita en su Tauromaquia (1896): «se coloca el diestro de costado, en la rectitud del toro y la distancia que le indiquen las facultades de su adversario...».
Desde Guerrita quedó completamente desterrado el lance de frente y se cita siempre de costado o de perfil. De ese modo, se prolonga el lance y se evita el desgarbo que puede producirse al vaciar la embestida de frente.
Cossío atribuye este cambio radical en la forma de ejecutar la verónica a los gustos del público, que prefiere ver pasar al toro muy cerca del torero, y a la mayor acometividad y nobleza de las reses, que permitió hacerlo con temple. Se fue priorizando la templanza y la elegancia de la nueva técnica, al riesgo y la dificultad del lance de frente. Citar de costado ha permitido ensayar muchas variantes: con los pies juntos, sin cargar la suerte (o cargándola con los brazos) y con el cuerpo rígido. También puede ejecutarse con una o las dos rodillas en tierra.
Por Lu Llanos
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