December 30, 2020

Las dos ventajas de la carne de toro bravo: es la más natural del mercado y tiene el mejor precio

(por Domingo Diaz elespanol.com 7-9-20)

https://www.elespanol.com/sociedad/consumo/20200709/ventajas-carne-bravo-natural-mercado-mejor-precio/503700852_0.html?fbclid=IwAR0RkaLtgJjmx7CQZg6ob0741-BcipavlSWykhZMaDoFG1r9DWmhSOZe6pc

Rafael de Páula


 "Se torea a compás, como se baila y se canta, a compás, pero también como se vive, o ha de vivirse, a compás".

California Horse Ranch is Turned Into a Spanish Colonial-Style Residence

(architecturaldigest.com 6-19-17)

In California's Santa Ynez Valley, architect David L. Leavengood helped a banker-turned-cowboy realize his dream of building a ranch for a bullfighting horse operation. Situated on nearly 5,000 aceres of land reclaimed from decades of overgrazing, the 27-room house is inspired by Spanish colonial haciendas found in South America.



Horses and riders can rest by a watering pond.



Amy Weaver designed the interiors with Old World opulence in mind. Then dining room seats 12. The ceiling beams are salvaged railroad trestles. Chair fabrics, Clarence House. Sultanabad carpet from Claremont Rug Company. 





"It is a powerful environment whose scale and beauty dominate the constructed gardens," landscape architect Carol Puck Erickson says of the ranch. In the courtyard, she and colleague Brian Brodersen installed a Moroccan stone fountain. The Chinese elm creates a micro-climate for camellias, jasmine and Chiapas sage.     



Leavengood walks a horse through the loggia of the 12-stall barn - one of the first buildings erected on the ranch, where horses are bred and trained for the bullfight. The lanterns were fashioned by a blacksmith especially for the property. 

December 22, 2020

Un toro de Jandilla



 FESTIVAL DE JANDILLA LIDIADO POR JUAN DEL ÁLAMO EN LA SEMANA GRANDE DE BILBAO , 22 DE AGOSTO DE 2013

Taxidermia Manuel Moliner Alcon

Porque la Real Maestranza no es redonda?


 Porque la Real Maestranza no es redonda?

Las primeras plazas de toros fueron las de los pueblos. Espacios cuadrados con las balaustradas protegidas por maderos que ejercían de burladeros. Pero la Real Maestranza de Caballería de Sevilla revolucionó la fisonomía de los cosos en 1733. Al igual que en los carteles anunciadores de la Feria que encargan cada año, los maestrantes también fueron muy arriesgados en la construcción de la plaza de toros del Arenal, donde originariamente estaba el primer ruedo de Sevilla. Concretamente, sobre el monte conocido como El Baratillo. Tenía forma rectangular y era completamente de madera. La Maestranza derrumbó ese cuadrilátero y comenzó a construir un revolucionario coso redondo de estilo tardo-barroco a partir de 1749. La obra fue larguísima. Duró 120 años y estuvo sometida a varias fases.

En un primer momento se hizo una estructura de ochavas, cada una de las cuales equivalía a cuatro arcos, bajo la dirección de Francisco Sánchez de Aragón y Pedro y Vicente de San Martín. El grupo escultórico del palco real se le encargó al portugués Cayetano de Acosta. Pero el rey Carlos III prohibió las corridas durante su reinado y las obras se paralizaron en 1786, cuando sólo se había ejecutado un tercio de lo previsto. Hasta 1881 no se terminaron los trabajos, que se habían hecho a impulsos a partir del llamado palco de la Diputación, donde está el reloj, con la construcción de cinco palcos a cada lado y el cerramiento del resto de los tendidos.

El último arquitecto en participar en la conformación de este monumento fue Aníbal González en 1914, quien cambió la piedra por el ladrillo visto y amplió los tendidos. Ahí finalizó el largo proceso de gestación de la Real Maestranza de Sevilla a lo largo de dos siglos. La primera plaza redonda de la historia. Mejor dicho, con pretensiones de ser redonda. Porque al construirse por fases y cambiar los materiales no pudo conseguirse la perfección. Esa es la razón de que sea ovalada. Fue el tiempo quien la diseñó con esa personalidad.

Artwork by Diego Ramos


 Caballeria Taurina

Lo dice Tito Sandoval


 LO DICE TITO SANDOVAL... AMEN.

“A mí, si me dejan los toros en la raya, lo que hago es poner el palo y picarlos, y se acabó. ¿Por qué? Porque el matador no quiere enseñar al toro. Si el matador me dice "pa´lante", yo lo pico donde él quiera. Yo soy, digamos, un mandado. Si el matador no quiere que se vea si el toro es bravo, yo tapado, ¿entiendes? Yo soy un profesional. Ahora, que Javier Castaño quiere lucirlo, no hay problema: que lo deje donde quiera. Castaño lo ha bordado. A veces voy con otros toreros que no quieren... tú tranquilo, que yo no lo voy a picar. Lo entiendo. ¿Qué pasa con algunos? Que los ponen cerquita y no lucen los toros porque no les hace falta. Otros toreros como Castaño lo que tienen que hacer es ponerlos lejos y darle a la afición lo que quiere. Aunque las figuras, si lo hicieran, tampoco pasaría nada...

Yo quiero lo mejor para la Fiesta. A la gente que paga, hay que darle lo que pide. Si quieren espectáculo, yo voy a intentar dárselo. Un picador bueno tiene que tener valor y ser buen caballista. Una cosa es ser picador y otra torear a caballo y hacer la suerte de varas como hay que hacerla. Montar a caballo lo hace cualquiera. Me duele que a nuestra profesión no se le dé la importancia que yo creo que tiene. Por eso estoy a favor de que los toros arreen en el caballo... de lo contrario, lo haría cualquiera. Si todos los toros tuvieran la presentación de Madrid y arrearan como tienen que arrear, habría menos picadores. Ahora sale un toro tan inocente... Han salido picadores que no sabían ni agarrar la rienda. Si saliera un toro de 700 kilos que va tres veces al caballo desde la otra punta, más de uno se lo pensaría. Ahora hay picadores fabulosos y otros que no debería haber salido... ni tienen valor para ello. Los picadores tienen que ser personas que se hayan criado en el campo, gente con afición y con raza, que hayan vivido esto. Antes no se hacía picador cualquiera. Si no tienes cojones, quédate en tu casa o dedícate a poner copas”.

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December 20, 2020

El traje de luces


 Foto por Daniel Ochoa de Olza

Finito de Cordoba


 

Las Banderilllas


 LAS BANDERILLAS.

Alejandro Escárcega.
Las banderillas, también conocidas en el mundo del toreo como rehiletes, aretes, garapullos, palos, palitroques u orejas de conejo, son palos delgados de 68 centímetros de largo, recubiertos de papel (generalmente en colores de la ganadería titular) y con un hierro de seis centímetros en el extremo a manera de arpón y se emplean en los festejos taurinos para clavarlas en el cerviguillo del toro de lidia.

Las banderillas de a cuarta tienen de largo unos veinticinco centímetros y solo se usan en determinadas ocasiones por ser mucho más difícil el ponerlas, dado su corto tamaño.

Desde el año de 1950 se incorporaron también las banderillas negras o de castigo, con las que se venían a sustituir a las antiguas banderillas calientes o de fogueo. Estas banderillas son también denominadas como "banderillas viudas", por "el luto de los papelillos que la decoran".

En la actualidad el uso de este tipo de rehiletes no es frecuente en la plaza de toros y su uso está limitado para casos muy concretos dentro de la lidia.

Así, según la normativa vigente, el uso de las banderillas de castigo se empleará en aquellos en los que "debido a su mansedumbre una res no pudiera ser picada en la forma prevista”.

En este supuesto, el presidente de la plaza mostrará un pañuelo rojo para indicar el uso de las referidas banderillas,

El uso del pañuelo de color rojo para las banderillas negras se remite al mismo indicativo de color que se utilizaban en las presidencias de las plazas de toros desde, al menos, finales del siglo XIX.

De esta manera, en el Reglamento de la Plaza de Toros de Granada de 1880 - artículo 31, sexto - se establece que el presidente del festejo deberá mostrar un pañuelo rojo para "que se coloquen á la res banderillas de fuego".

Tal y como manifiesta el periodista Fernando Fernández Román, emplear las banderillas negras —"condenar a banderillas negras" en el argot taurino— en un toro determinado supone una "infamante condena que certifica el desdoro de la ganadería".

Retomando el tema general de la historia, estos elementos propios del segundo tercio también se les llama avivadores o alegradores, pues su objetivo es reanimar y excitar al burel sin quitarle fuerza una vez que se realizó la suerte de varas, corregir posibles errores cometidos en esa parte de la lidia, y enfurecer al astado.

Anteriormente, la suerte de banderillas se hacía una a una, donde el subalterno llevaba el capote en la otra mano para defenderse del derrote del toro, pero que al paso del tiempo y por ser más complicado y vistoso, se colocan en pares, a dos manos y muchas veces por los mismos matadores, con un alto grado de dificultad.

El innovador fue, según noticias, el licenciado Falces, a fines del siglo XVIII.

Ellas no penetran profundamente en el músculo del toro y, a diferencia de la vara de picar, producen pocas heridas graves.

Su función es la de revitalizar el toro después del tercio de varas.

La Ley taurina dicta que se introduzcan en el lomo del toro, de dos en dos hasta seis banderillas.
Aunque si el toro ha recibido muchos pinchazos en el tercio de vara, el juez podrá decidir limitar el número a cuatro.

Los diferentes modos de ejecutar la suerte de banderillas dependen de las condiciones del toro, de sus facultades y también de las del torero.

Cualquiera que sea el medio empleado, las banderillas deben quedar bien clavadas, muy cerca una de la otra o unidas las dos en lo alto del morrillo, ni cerca de la cabeza ni más atrás de la cruz.
Para conseguir esto, el banderillero debe juntar las manos y alzar los codos, pues las que se clavan alargando los brazos y formando con las banderillas línea recta, son de poco mérito, aunque se claven en lo alto.

Grande Morante

"Yo le llamo arte a todo aquello que de alguna manera nos devuelve la vida "

 

Que toro !

 



Miguel Ángel Pacheco con un toro de D. Salvador Domecq en la finca "El Torero".
Fotografías Juan A. Viedma.

December 15, 2020

Plaza de toros Fitero (Navarra)




1897

 

Artwork by Barca


 

Veragua - Concha y Sierra



 LÍNEAS PARALELAS - VERAGUA Y CONCHA Y SIERRA

De la Casta Vazqueña, sangre fundacional del toro de lidia surgida en 1755, descienden dos ramas que acaban separándose en el tiempo: La del Duque de Veragua en 1835 y la propia Concha y Sierra en 1873.
Y aunque la de Concha y Sierra pasó por varias manos durante su historia, siendo incluso cruzada en la década de los 70 con sementales del Conde de la Corte para adaptarse a los nuevos tiempos, aun quedan joyas genéticas que recuerdan ese pasado Vazqueño.
Saltos genéticos hacia atrás, como este Limonsito-19 de Concha y Sierra exhibido en Onda por la A.C.T Guarismo 2 en el año 2017 y su similitud, casi calcada con ese ejemplar del Duque de Veragua de principios del siglo XIX: El pelo, la conformación de pitones, la expresión, las hechuras, la mirada.
Joyas genéticas en pleno siglo XXI, la era mas destructora y desagradecida de la historia de la Tauromaquia. Una pena.

Las ultimas 24 horas del Joselito el Gallo


 
















LAS ÚLTIMAS 24 HORAS DE JOSELITO EL GALLO.

La magnitud de un torero inmenso,
visto a través de su trágico destino.
El libro taurino de estas Navidades.

December 14, 2020

Caida al descubierto


 Una de las mejores fotografías de Manuel Cervera: "Caída al descubierto".

Corpus de Toledo de 1918. Premiada en la Exposición Internacional de Londres de 1919.
Gaona y Belmonte en el quite a Farnesio con un toro de Veragua!!

Plaza de toros Melilla (Africa)


1947

Toro de Rehuelga


 HACER EL PÉNDULO - LIEBRE-20 DE REHUELGA

Liebre-20 fue la joya de la corona de aquel corridón de toros histórico que D. Rafael Buendía lidió en Madrid en San Isidro del año 2017.
Fue sin duda uno de los últimos toros que han apretado de verdad en varas en Madrid ante los mastodónticos caballos de picar y el castigo demoledor que reciben en la que se supone es la primera plaza del mundo, ciertos toros según el hierro que porten en la cacha, con puyazos de verdadero juzgado de guardia.
Liebre-20 será recordado por esa vibrante suerte de varas donde hizo el péndulo como señal inequívoca de que la pelea era verdadera.
Qué emoción cuando un toro pelea en varas con bravura encastada y qué bonita sería cuidándola y realizándola correctamente cada tarde. Nuestro deber como aficionados es exigirla íntegra y bien hecha de principio a fin.
¿Batalla perdida? SÍ, sin duda.
Fotos Andrew Moore

La historia del cartel taurino


LA HISTORIA DEL CARTEL TAURINO
El inicio y desarrollo del cartel taurino corre paralelamente a la propia evolución de la Fiesta. En un principio, el anuncio de ésta, se llevó a cabo mediante el pregón, en el que se informaba sobre el programa de la Fiesta y se introducían ya diversas advertencias, dirigidas al mantenimiento del orden público. En estas advertencias, lanzadas a viva voz, se describían también las sanciones correspondientes dispuestas en el caso de que hubiera algún transgresor.
Esta última parte del pregón, que podemos calificar como “penal”, es la que pasará, en forma de advertencia reglamentaria o
precepto, al cartel taurino escrito. Según Cossío, esta costumbre perdura aún
después de generalizados medios más eficaces de propaganda. Y no solo fuera de la plaza, sino que con carácter ritual asiste el pregonero a la corrida y lee un bando o
pregón ante el público, y tal costumbre continúa hasta bien entrado el siglo XIX.
El hecho de introducir en el cartel taurino las advertencias pertinentes al orden del espectáculo, se inicia en Madrid en el siglo XVIII, puesto que en las demás plazas de provincias en las que empiezan a utilizarse carteles, tan solo se da noticia de los dueños de los toros, diestros y circunstancias de la corrida. Las advertencias de los carteles taurinos son el primer indicio de reglamentación que existe en la Tauromaquia.
Los preceptos se multiplican según pasa el tiempo y atañen, tanto a la urbanidad de los espectadores, como al desarrollo y orden de la fiesta. Enumeran las instrucciones dirigidas a evitar la repetición de determinados sucesos que trataban de impedirse a toda costa, y nos ilustran claramente sobre cuáles son las costumbres del momento que se consideraban más perjudiciales.
En los comienzos de la segunda mitad del siglo XIX, si bien el cartel va a seguir manteniendo la primacía del texto como soporte de comunicación, se van a ir introduciendo, aunque de manera tímida, imágenes alusivas al desarrollo de la lidia. Se trata de grabados de cierto esquematismo ingenuo, que las imprentas de la época aprovechan para encabezar o adornar en laterales el texto propiamente· dicho.
Aunque las mayores innovaciones tipográficas y artísticas se fueron produciendo en los carteles de la plaza de la Maestranza de Sevilla, y en algunas otras, los historiadores consideran que son solo los carteles de las plazas de Madrid los que permiten observar una evolución coherente en el estilo.
Hasta 1840, los carteles se encabezaban con un formulismo en el que la autoridad –en Madrid el rey o la reina– disponen la celebración de la corrida. En una corrida celebrada en Madrid de 1840 se suprime definitivamente la tradicional mención real y se celebra en honor del «glorioso pronunciamiento de esta capital en favor de la Constitución de 1837 y las Libertades patrias», ilustrando el triunfo de las ideas liberales.
La desaparición del encabezamiento real dio más libertad creativa al diseño y se abrió a las primeras viñetas y dibujos, ya ensayados en plazas de fuera de Madrid donde podían experimentar con nuevos diseños, y que influyeron de forma decisiva en el futuro diseño artístico de los carteles.
Se aprecia ya en los carteles la influencia romántica de la época, con su gusto por lo medieval, en la imitación de letras góticas, orlas de ojivas y motivos arquitectónicos góticos. Algunos carteles incluso, destinados a los lugares más llamativos, se coloreaban a mano. Empiezan a aparecer los primeros dibujos con los retratos de las principales figuras del toreo, como Lagartijo, Cara-Ancha y Mazzantini. También empiezan a intervenir en el diseño de carteles taurinos, especialmente los destinados a corridas benéficas, artistas de prestigio, como Sorolla o Benlliure. Ya en el siglo XX, artistas de renombre como Pablo Picasso, Calderón Jácome o Rafael Alberti o, en la actualidad, Miquel Barceló, han elaborado composiciones para los carteles taurinos.
Al día de hoy, los colores, tipografía y el diseño vanguardista ha quitado el mayor texto posible para tener mayor impacto en la imagen que se quiere presentar al aficionado.
Por Lu Llanos

Artwork by Juan Antonio Ruiz


 

Plaza de toros Alicante



1888