por Alejandro Escárcega
Aunque actualmente la red de carreteras permite lidiar encierros de ganaderías lejanas a la plaza dentro de camiones habilitados para esa tarea en especial, el traslado de los toros desde la finca hasta la plaza se hizo hasta el último tercio del siglo XIX por cañadas, caminos, cordeles y veredas, y por etapas. El ganado era conducido y acompañado por una parada de cabestros, así como el mayoral y los vaqueros que generalmente aprovechaban, para caminar, la noche y primeras horas del día, con el fin de evitar en parte los fuertes calores del estío; se hacían de 20 a 25 kilómetros diarios por término medio, por lo que era preciso invertir largas y muy duras jornadas para la conducción de las reses bravas y siempre expuestos a muchos imprevistos.
Con el fin de ahorrar tiempo, comodidad y seguridad, se le ocurrió la feliz idea de transportar los toros por vías férreas y metidas en cajones, a don Pascual Mirete, conserje de la antigua plaza de toros de la Puerta de Alcalá, quién al exponerle su idea a sus amigos, todos dentro del mundo del toro, le hicieron tanta burla que se retiró indignado sin darles los detalles de su plan. Sin perder tiempo, mandó construir el primer cajón, algo mayor que los actuales, con puertas de bisagras en vez de trampa corredera, y cuando estuvo concluido, hizo venir a sus amigos y en uno de los corrales de la vieja plaza se llevó a efecto la prueba, ante un gran número de invitados, compuesto en su mayoría por ganaderos, toreros y empresarios, y en presencia de todos se procedió al encajonamiento de un astado, llamado Carcelero, de doña Gala Ortiz, viuda de Saturnino Ginés, de San Agustín de Guadalix (Madrid), y por este medio llegó a Barcelona para ser lidiado, según rezaba en el cartel, como sobrero en la plaza de toros de la Barceloneta en la corrida anunciada el 28 de junio de 1863, para los diestros Julián Casas "Salamanquino" y Manuel Fuentes "Bocanegra", con toros de Félix Gómez y Gala Ortiz, viuda de Ginés. La revista El Toreo dio noticias de su llegada a Barcelona, informando "que llegó perfectamente, a pesar de haber sufrido una detención de diez horas en Zaragoza". Finalmente el toro Carcelero, que llegó más descansado y con más libras, se lidió en segundo lugar, era de pelo castaño encendido. Durante su lidia tomó doce puyazos de De los Santos, Arjona y Barrera Trigo, con pérdida de cuatro caballos y otros tantos revolcones. Francisco Torres y Antonio Madrid, le pusieron tres pares de "pendientes" y fue lidiado por "Bocanegra", que mató de una estocada recibiendo y el Presidente, a petición del público, le dio el toro.
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